La prostitución sigue siendo un tema controvertido en muchos países del mundo y España no es la excepción. Recientemente, ha surgido un debate en torno a la abolición de la prostitución y la igualdad de género. Mientras que algunos grupos defienden la abolición de la prostitución como una forma de luchar contra la explotación sexual y la desigualdad de género, otros argumentan que la abolición solo empeorará la situación de las trabajadoras sexuales y las pondrá en mayor peligro.
En este contexto, las trabajadoras sexuales han salido a desmentir los bulos que se están difundiendo para justificar la abolición de la prostitución. Según recoge Libertad Digital, una de las principales acusaciones que se han hecho es que la prostitución es una forma de violencia contra las mujeres y que la mayoría de las trabajadoras sexuales son víctimas de trata o explotación. Sin embargo, las propias trabajadoras sexuales han señalado que esta afirmación es falsa y que la mayoría de ellas ejercen la prostitución de forma voluntaria y sin ser víctimas de ningún tipo de violencia.
Además, muchas trabajadoras sexuales defienden que la abolición de la prostitución no es la solución al problema de la explotación sexual, sino que puede empeorar la situación de las trabajadoras sexuales y ponerlas en mayor peligro. Al prohibir la prostitución, se empujaría a las trabajadoras sexuales hacia la clandestinidad y se les negaría la protección que actualmente tienen en virtud de la legislación española. Asimismo, la abolición podría aumentar el estigma y la discriminación hacia las trabajadoras sexuales, lo que dificultaría aún más su acceso a los servicios de salud y sociales.
Por otra parte, muchas trabajadoras sexuales también argumentan que la abolición de la prostitución no es una medida feminista, sino que es paternalista y condescendiente con las mujeres que ejercen la prostitución. Al negarles la capacidad de tomar decisiones sobre su propio cuerpo y su propio trabajo, se les trata como a menores de edad o personas incapaces de tomar decisiones por sí mismas.
En definitiva, la abolición de la prostitución es un tema complejo que no se puede abordar de forma simplista ni paternalista. Es importante escuchar la voz de las trabajadoras sexuales y tener en cuenta sus opiniones y experiencias al momento de tomar decisiones sobre su trabajo y su vida. Cualquier medida que se tome debe tener en cuenta el bienestar y la seguridad de las trabajadoras sexuales y no ponerlas en mayor peligro.
Otro de los argumentos que se esgrimen en contra de la abolición de la prostitución es que esta medida no aborda las causas subyacentes que llevan a las mujeres a ejercer la prostitución, como la pobreza, la falta de oportunidades laborales y educativas, o la violencia de género. En lugar de prohibir la prostitución, se deberían abordar estos problemas de fondo y proporcionar a las mujeres alternativas reales y viables para salir de la prostitución si así lo desean. De esta manera, se podría ayudar a prevenir la explotación sexual y empoderar a las mujeres para que tomen sus propias decisiones sobre sus vidas y sus cuerpos.